Otro año que terminó
Papa Noel, las vacaciones, las campanadas
Como todos los años, los típico propósitos de la noche de fin de año. Que si dejar de fumar, que si ir al gimnasio....
Este año no. Este año he cambiado. ¿por qué? Pues curiosamente en uno de esos whatapp de felicitaciones que inundan los móviles en estas fechas, me llegó uno (solo para mujeres, claro está) que me hizo mucha gracia y que reproduzco aquí literalmente. Decía así: "A la mierda los buenos propósitos, ya somos perfectas. Feliz 2014"
Pues eso. Que para qué.
No sé el resto, pero yo generalmente no cumplo ni uno de los propósitos que me hago la noche de las uvas. Es como si fuera un momento en el que tienes que pensar en cosas que harás, para poder brindar al acabar las uvas, y sabiendo de antemano que no las vas a cumplir
Así que no. Este año creo que tampoco voy a ir al gimnasio. Si acaso iré a correr los días que mi hijo tenga fútbol. Así aprovecho para verle un rato y además me sale mucho mas barato
¿Y ahora que hago? Estamos en el tercer día del año y ya veo a la gente que sufre porque ha dejado de fumar, preguntando por la mejor academia de inglés para hacer ese curso que se han propuesto o casi haciendo cola en el gimnasio que tengo debajo de casa para inscribirse. ¿ y yo?
Pues... yo cocino. Sí, ahora cocino. Y esto es casi literal.
Hasta ahora, en mi casa el responsable de los platos trabajados es mi marido. Él cocina de verdad. Yo aprendí a utilizar las sartenes cuando me casé, y las ollas cuando tuve a los niños. A día de hoy, hago recetas básicas para mantener alimentada a mi familia, pero no me pidas que prepare un menú elaborado para unos cuantos amigos que van a venir a cenar. De eso se encarga él. Mientras, yo pongo la mesa y preparo el vino. Eso si
Me pregunto si esta nueva vena que me ha dado tiene que ver con la moda de los últimos meses de la televisión sobre programas de cocina: Que si Pesadilla en la Cocina, que si Top Chef, que si Master Chef, y por supuesto Master Chef junior. Este lo veo con los retoños, y ahora están esperando a ver la final del lunes, mientras aprenden a hacerse una merluza marcada con su salsita de lima y patatitas revolcadas en aceite de tomillo. Ole
Yo mientras tanto en la primera compra del año, después de volver de vacaciones, he comprado cilantro y cardamomo, que no tengo ni idea de para qué ni como se utilizan, pero aparecen en todos los platos ganadores de esta temporada. Ya veremos
Secciones
Datos personales
Mostrando entradas con la etiqueta diversión. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta diversión. Mostrar todas las entradas
sábado, 4 de enero de 2014
lunes, 28 de octubre de 2013
Domingo de bicis y barro
Ayer domingo, después de unos cuantos días de lluvia, nos fuimos al campo a montar en bici. Madrugamos un poco, cogimos cada uno la nuestra, y nos fuimos a meternos por caminitos de barro
Después de un ratito de ir pedaleando, la primera nos llegó de la mano de nuestra Pequeña Princesita, que el día anterior había recibido una bici por su cumple, y bueno,... primer charco de barro, primer enfado suyo porque se le había manchado su preciosa bicicleta.
Me costó un poco explicarle que con un buen manguerazo, la bici entera quedaría como nueva. Por la cara con que me miraba pude adivinar sus pensamientos: ¿En serio vas a meter mi bici nueva debajo de la manguera? ¿Estarás de coña, no?
Sin embargo la segunda fue mucho mejor. El Príncipe Grande, haciendo de hermano mayor y para impresionar a su hermana, se metió en el charco más grande que encontró. Teniendo en cuenta que, aunque salimos a menudo a pasear en bici, nunca les habíamos llevado por barro y charcos, aquello me pareció un poco osado, pero aun así… ¿qué más daba?
El tío iba lanzado, porque... ya se sabe, estos charcos cuanto más rápido se pasen mejor. Pues allí estábamos los tres mirando como cruzaba cuando su bici, empieza a perder velocidad, y perder velocidad, y perder velocidad... hasta que se queda varada (en su sentido literal)
La imagen es real. La bici en mitad del charco, y los dos pequeños dando vueltas a su alrededor buscando una forma de rescatarla; En un momento dado, la Pequeña Princesa deja cuidadosamente aparcada la suya, pega un salto hasta el centro del charco, y cuando llega allí, sin pedir ayuda a nadie, se pone a levantar la bici varada
La cosa se pone todavía mejor cuando su hermano se lanza detrás de ella (claro! no se iba a quedar en la orilla mientras su hermana le sacaba la bici del fango) y no habían pasado ni cinco minutos, cuando ya estaban los dos metidos en el charco con el agua POR LAS RODILLAS!!!, y trabajando mano a mano para sacarla.
Por supuesto, no llevaban botas de agua, ni ropa específica, ni na de na... llevaban chándal y zapatillas de deporte así que, cuando salieron del charco eran una completa mancha marrón que les cubría completamente desde la rodilla hasta el pie
Entonces descubrieron lo divertido que es llenarse en el barro. Pusieron esa cara suya de: estamos de aventura y nos atrevemos con todo!, (que, entre tú y yo, no deja de darme miedo en algunos momentos), y empezamos todos a hacer carreras y buscar charcos para pasarlos cuanto más rápido y más cerca de otro mejor
La expedición acabó con bastante más de un par de rodillas manchadas, y los niños contando a todo el mundo su aventura. Seguro que los dos lo están contando en el cole ahora mismo
La verdad es que (salvo porque no llevé los buzos de submarinismo), la experiencia fue divertidísima para ellos y para mí, que por unas también estuve en estado de aventura… y por supuesto acabé para meterme directamente en la lavadora
No sé si hay algún videojuego de la WII o de la PS que hace lo mismo, pero ya sabéis que no es igual: las manchas son de verdad y el aire libre también, y os juro que me lo pasé mucho mejor que en el salón
lunes, 28 de enero de 2013
Oda a Santo Tomas de Aquino
Santo Tomás de Aquino, patrono de los estudiantes
es un día sin cole, y yo sin organizarme antes
ayer Domingo me di cuenta, ¡pero si hay que trabajar!
¿que hago mañana?¿con quién los voy a dejar?
En serio, creo que los astros se han alineado
¿o soy yo?, que desde la mañana todo me parece enredado
yo tenía dentista... y va Papi y se hace un esguince
acompáñame al médico, me dice mientras se viste
Otra vez tengo que utilizar "puntos familia"
hago mis cuentas mientras llegamos a la clínica
esta vez se han quedado en casa con los abuelos
si vuelvo pronto del trabajo, solo serán dos puntos menos
Los puntos familia son, para aquel que no lo sabe
las veces que dejo a los niños porque tengo que escaparme
abuelos, tios, ..., a ellos cualquiera les vale
ir a jugar a otra casa, eso si es un desmadre!
Total, que a las doce de la mañana
los niños con los abuelos y Papi tumbado en la cama
me voy a la oficina, y el jefe ¡vaya! ¡menuda cara!
¿dónde estabas? pensaba que hoy faltabas
Al final, todo me ha salido bien
he trabajado, ¡eso si! casi sin comer
me ha dado tiempo a recoger a los pequeños
ducharles, cenarles y desearles felices sueños
Y va la Princesa y me dice
mientras me señala con su pequeño dedo indice:
¿Mami dónde has estado? Hoy era día "de recreo"
"Cariño, hoy mami ha tenido mucho papeleo"
Pero ni mucho menos acaba aqui mi historia
me he quedado sin dentista, ¡se me pasó la hora!
y aún tengo a Papi tumbado y con el pie en alto
¡ay que mañana preveo otro día de infarto!
Esto seguro que será otro cuento
ya lo contaré en otro momento
solo quiero decir. ya para terminar
que el próximo año me acordaré de Santo Tomás
martes, 22 de enero de 2013
Hoy a nevado en Madrid
Hoy ha nevado en Madrid
Quince minutos. Solo han sido quince los que me han caído a mí esta mañana, pero suficiente para colapsar el centro, para salir en todos los telediarios.
Hoy me ha costado una hora y quince minutos llegar a la oficina, recorrer esa "ruta de peregrinación" que seguimos muchos todas las mañanas para llegar hasta nuestro puesto de trabajo.
Mientras estaba alli, totalmente parada en un atasco infernal, miraba en twitter a ver que decían de la nieve... por curiosidad. Muchos twits avisaban ya desde hacía un par de horas de la que estaba cayendo y recomendaba coger el transoprte público. Tengo que empezar a leer estas cosas antes de salir de casa...
Mientras avanzaba despacito entre los coches pensaba: la verdad es que les va a encantar a los niños, con lo que les gusta la nieve. Seguro que en cuanto llegue a casa esta tarde, me van a preguntar que cuando volvemos a esquiar.
Pues no ha sido así... sino peor!. Cuando he abierto la puerta de casa, la pequela Princesa y su hermano, habían sacado las botas de esquiar a la entrada y me esperaban sentados cada uno en una.
Mami, esta mañana a nevado. ¿Podemos irnos a esquiar? Es curiosa la memoria selectiva de los pequeños: No se acuerda de lo que ha hecho en todo el día en el cole, pero recuerda perfectamente que esta mañana ha visto nevar desde la ventana de su clase.
Me ha costado un poco explicarle que el viaje iba a ser largo, que llegaríamos por la noche y que tendríamos que volvernos sin esquiar porque mañana hay cole.
No estoy segura de que lo haya entendido muy bien, pero se ha dado la vuelta y le ha dicho a su hermano- Vale, pues esquiamos aquí!
Dicho y hecho.
Han cogido sendos trapos cada uno a modo de esquís y, como bastones, unas espadas de gomaespuma curtidas en mil batallas (una para cada uno, porque no tenemos mas...) eso si, con el casco de esquiar calado hasta las orejas, y así han empezado a "esquiar" de un lado al otro del pasillo.
Yo, con enormes reflejos, he corrido a la cocina y he escondido cualquier bote de harina, azúcar o semejante... no sea que se les ocurra que vuelva a nevar, pero esta vez ¡dentro de casa!
La cosa no ha llegado a mayores, al revés; han pasado una tarde estupenda bajando por las laderas, sorteando banderolas e incluso saltando montículos de nieve imaginaria
Cuando acabe la cuesta de enero, tengo que empezar a ahorrar... a ver si podemos volver a ir a esquiar, de verdad.
Mientras tanto, una vez pasado el peligro, vuelvo a sacar la harina y el azúcar a su sitio.
Y, ¡a esperar a que nieve otra vez
Quince minutos. Solo han sido quince los que me han caído a mí esta mañana, pero suficiente para colapsar el centro, para salir en todos los telediarios.
Hoy me ha costado una hora y quince minutos llegar a la oficina, recorrer esa "ruta de peregrinación" que seguimos muchos todas las mañanas para llegar hasta nuestro puesto de trabajo.
Mientras estaba alli, totalmente parada en un atasco infernal, miraba en twitter a ver que decían de la nieve... por curiosidad. Muchos twits avisaban ya desde hacía un par de horas de la que estaba cayendo y recomendaba coger el transoprte público. Tengo que empezar a leer estas cosas antes de salir de casa...
Mientras avanzaba despacito entre los coches pensaba: la verdad es que les va a encantar a los niños, con lo que les gusta la nieve. Seguro que en cuanto llegue a casa esta tarde, me van a preguntar que cuando volvemos a esquiar.
Pues no ha sido así... sino peor!. Cuando he abierto la puerta de casa, la pequela Princesa y su hermano, habían sacado las botas de esquiar a la entrada y me esperaban sentados cada uno en una.
Mami, esta mañana a nevado. ¿Podemos irnos a esquiar? Es curiosa la memoria selectiva de los pequeños: No se acuerda de lo que ha hecho en todo el día en el cole, pero recuerda perfectamente que esta mañana ha visto nevar desde la ventana de su clase.
Me ha costado un poco explicarle que el viaje iba a ser largo, que llegaríamos por la noche y que tendríamos que volvernos sin esquiar porque mañana hay cole.
No estoy segura de que lo haya entendido muy bien, pero se ha dado la vuelta y le ha dicho a su hermano- Vale, pues esquiamos aquí!
Dicho y hecho.
Han cogido sendos trapos cada uno a modo de esquís y, como bastones, unas espadas de gomaespuma curtidas en mil batallas (una para cada uno, porque no tenemos mas...) eso si, con el casco de esquiar calado hasta las orejas, y así han empezado a "esquiar" de un lado al otro del pasillo.
Yo, con enormes reflejos, he corrido a la cocina y he escondido cualquier bote de harina, azúcar o semejante... no sea que se les ocurra que vuelva a nevar, pero esta vez ¡dentro de casa!
La cosa no ha llegado a mayores, al revés; han pasado una tarde estupenda bajando por las laderas, sorteando banderolas e incluso saltando montículos de nieve imaginaria
Cuando acabe la cuesta de enero, tengo que empezar a ahorrar... a ver si podemos volver a ir a esquiar, de verdad.
Mientras tanto, una vez pasado el peligro, vuelvo a sacar la harina y el azúcar a su sitio.
Y, ¡a esperar a que nieve otra vez
Suscribirse a:
Entradas (Atom)