Mostrando entradas con la etiqueta deporte. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta deporte. Mostrar todas las entradas

martes, 19 de noviembre de 2013

Y encontramos el Monte Perdido


Puente de Noviembre de 2013. Pleno otoño.

Hemos elegido el momento perfecto para ir a un Parque Natural. El de Ordesa y Monte Perdido

Alquilamos una habitación para cuatro, que era más un apartamento, en una casa rural en Sarvise (que es un pequeño pueblo montañes, en la provincia de Huesca). Dos habitaciones, y preciosas vistas a la montaña a un precio muy aceptable.

La idea era hacer una excursión a la famosa Cascada de la Cola de Caballo, que son nada menos que tres horas y media subiendo la montaña… y vuelta! Claro que, haciéndolo con niños, no teníamos grandes expectativas de llegar, más bien, el plan era dar la vuelta en cuanto viéramos los primeros síntomas de crisis

Así que, pusimos el despertador a las siete de la mañana (¿por qué será que estando de vacaciones madrugo casi tanto como cuando trabajo? ), y nos vestimos para la ocasión., por supuesto zapato adecuado, con calcetines gordos y, …esto no es un consejo…, bueno, cuando hacemos este tipo de excursiones a mí me gusta usar el modelo de la cebolla, es decir, camiseta de manga corta (por si luego hace calor), camiseta de manga larga (por si sigue haciendo frío), jersey (por si hace mucho frío), y abrigo ligero. Este modelo me permite hacer combinaciones en función del tiempo, que en la montaña es de lo más cambiante

Nunca he entendido por qué están tan incómodos con abrigo, al menos mis pequeños, pero es un hecho y hay que tener en cuenta que se van a estar moviendo;  así que ya he aprendido a llevar un abrigo que se puedan quitar y guardarlo en la mochila

A las ocho estábamos en el súper del pueblo, comprando pan recién hecho, relleno para la comida, mucha agua (que luego nunca se sabe), y algo de azúcar… importante. En mi caso, una tableta de las gordas de chocolate Valor con almendras, que solo me lo permito en estas ocasiones!

En el camino al parking de la ruta, nos proponemos un reto. Tampoco esto es un consejo, pero a nosotros nos gusta ponernos retos, sobre todo en rutas largas, para no empezar demasiado rápido con el: “¿falta mucho?, ¿Cuándo llegamos?” En este caso, la misión es encontrar el  Monte Perdido. No sabemos por qué se perdió, pero el caso es que en el parque de Ordesa y Monte Perdido, hay un Monte que no encuentran, ¿no?

La ruta es espectacular;  colores amarillos, ocres y rojos salpicados por cascadas aquí y allá. Impresionante el bosque de hayedos con su alfombra de hojas secas, que con un poco de neblina mañanera, le daba un aspecto de escenario  de película. Los pequeños estaban encantados. Creo que en algún momento hasta esperaban ver a Harry Potter salir de detrás de algún árbol



Seguíamos andando y los pequeños no daban ninguna muestra de cansancio, más bien al contrario, saltaban, corrían y buscaban diferentes paisajes. Aunque ya hemos hecho varias excursiones de estas y conocemos bien la resistencia de nuestros pequeños, al cabo de dos horas, empezábamos a preguntarnos ¿deberíamos volver ya? , pero ellos parecían estar muy a gusto, y nosotros también, así que seguíamos un poquito más, y otro poquito más, y así hasta completar el camino entero ((nada menos que 9 kilómetros)

 

Conseguimos llegar a la cascada,  aunque he de reconocer que no fue lo mejor de la excursión. Este año no ha sido de heladas ni de lluvias, así que el caudal era más bien pequeño. Caía un chorrito de agua por una cuenca que podía ser tres veces su tamaño, pero eso no era lo que importaba a los niños, al fin y al cabo, es una cascada más, grande… eso sí, pero una cascada mas.

Ellos tenían otra misión, buscaban el Monte Perdido. Allí esta!- dijo la Pequeña Princesita.

Alguien, (posiblemente yo), le había dicho que el Monte ese se veía desde la cascada, así que colocada en un lugar estratégico al lado de la cascada, apuntó  al primero que divisó un poco escondido.

 (NOTA MENTAL: en cuanto llegue a casa les voy a fabricar unas medallas por campeones!)

El tiempo acompañaba así que, cuando nos sentamos (en el suelo) a comer, pues…. nos quitamos los zapatos y plantamos los pies en la hierba. Eso sí que es descanso! Lo siento, pero después de una caminata de tres horas y media, y con otro tanto de vuelta, no estoy para muchas educaciones en “la mesa”

La bajada ya fue un poquito más rápida. Claro, como ya han visto el paisaje, y además es cuesta abajo….Solo deciros que cuando llegamos al coche yo estaba agotada y tenía una ampolla en mitad del dedo gordo del pie, pero a ellos todavía les sobraba energía para jugar al escondite

(NOTA MENTAL 2: Tengo que revisar lo que les doy de desayunar)

Esta noche nos acostamos pronto, así que... casa, ducha y cena, y hoy pizza, que se lo han ganado!!!
 
 
En resumen, aquí os dejo unos datos útiles:
Altitud: 1800m
Distancia total hasta cola de caballo: 9 km
Mejor estación para visitarlo: Primavera/ Otoño
Apto para ir con sillitas y carritos: No
 
 
 
 

lunes, 28 de octubre de 2013

Domingo de bicis y barro

Ayer domingo, después de unos cuantos días de lluvia, nos fuimos al campo a montar en bici. Madrugamos un poco, cogimos cada uno la nuestra, y nos fuimos a meternos por caminitos  de barro
Después de un ratito de ir pedaleando, la primera nos llegó de la mano de nuestra Pequeña Princesita, que el día anterior había recibido una bici por su cumple, y bueno,... primer charco de barro, primer enfado suyo porque se le había manchado su preciosa bicicleta.
Me costó un poco explicarle que con un buen manguerazo, la bici entera quedaría como nueva. Por la cara con que me miraba pude adivinar sus pensamientos: ¿En serio vas a meter mi bici nueva debajo de la manguera? ¿Estarás de coña, no?
Sin embargo la segunda fue mucho mejor. El Príncipe  Grande, haciendo de hermano mayor y para impresionar a su hermana, se metió en el charco más grande que encontró. Teniendo en cuenta que, aunque salimos a menudo a pasear en bici, nunca les habíamos llevado por barro y charcos, aquello me pareció un poco osado, pero aun así… ¿qué más daba?
 El tío iba lanzado, porque... ya se sabe, estos charcos cuanto más rápido se pasen mejor. Pues allí estábamos  los tres mirando como cruzaba cuando su bici, empieza a perder velocidad, y perder velocidad, y perder velocidad... hasta que se queda varada (en su sentido literal)
La imagen es real. La bici en mitad del charco, y los dos pequeños dando vueltas a su alrededor buscando una forma de rescatarla; En un momento dado, la Pequeña Princesa deja cuidadosamente aparcada la suya, pega un salto hasta el centro del charco, y cuando llega allí, sin pedir ayuda a nadie, se pone a levantar la bici varada
 La cosa se pone todavía mejor cuando su hermano se lanza detrás de ella (claro! no se iba a quedar en la orilla mientras su hermana le sacaba la bici del fango) y no habían pasado ni cinco minutos, cuando ya estaban  los dos metidos en el charco con el agua POR LAS RODILLAS!!!, y trabajando mano a mano para sacarla.
Por supuesto, no llevaban botas de agua, ni ropa específica, ni na de na... llevaban chándal  y zapatillas de deporte así que, cuando salieron del charco eran una completa mancha marrón que les cubría completamente desde la rodilla hasta el pie
Entonces descubrieron lo divertido que es llenarse en el barro. Pusieron esa cara suya de: estamos de aventura y nos atrevemos con todo!, (que, entre tú y yo,  no deja de darme miedo en algunos momentos), y empezamos todos a hacer carreras y buscar charcos para pasarlos cuanto más rápido y más cerca de otro mejor
La expedición acabó con bastante más de un par de rodillas manchadas, y los niños contando a todo el mundo su aventura. Seguro que los dos lo están contando en el cole ahora mismo
La verdad es que (salvo porque no llevé los buzos de submarinismo), la experiencia fue divertidísima para ellos y para mí, que por unas también estuve en estado de aventura… y por supuesto acabé para meterme directamente en la lavadora
No sé si hay algún videojuego de la WII o de la PS que hace lo mismo, pero ya sabéis que no es igual: las manchas son de verdad y el aire libre también, y os juro que me lo pasé mucho mejor que en el salón

miércoles, 12 de diciembre de 2012

El esqui de los niños

Por segunda vez en su vida, hemos ido con los niños unos días a esquiar. Una experiencia inolvidable...desde luego.

Llevo esquiando desde que tenía seis años, y no recuerdo que fuera tan difícil que los mayores cargaran con mis cosas.

Tuvieron clases con un profesor, pobre. En algún momento dudé si pagarle un poco más por el sufrimiento.

Ya se sabe que los niños son movidos, y que no tienen sensación de miedo... pues ponedles unos esquís y soltadles en una pendiente nevada. Entonces sereis vosotros los que vivais una auténtica sensación de pánico cuando esos seres pequeñísimos, con un casco enorme y embutidos en sus monos, se deslicen "a toda caña"-palabras de mi Princesita- sin importarles demasiado lo que haya delante ni como parar... ¿para qué parar?

Tenían unas horas de clase todos los días, El Rey, la Princesita, y otros dos niños del mismo tamaño. Durante ese tiempo, Papá y yo aprovechamos para esquiar un poco a nuestro ritmo.

En una de esas, que les veo de lejos, todos intentanto seguir al profesor (otra vez sensación de pánico), escucho una vocecilla aguda- mi dulce Princesita ¿quién si no?- gritando al profesor: "Profe, profe, podías ponerlo un poco más dificil, ¿no?"

Sin palabras, me quedé sin palabras. ¿mas difícil?, pero inconsciente, si todavía no sabes frenar y ¿ya quieres hacer carreras?

Pues si, no solo ella quería hacer carreras sino que su hermano, El Rey, también. Y alli me encontraba yo, bajando con ellos las pistas después de su clase e intentando que siguieran mis huellas, cuando me doy me doy la vuelta para mirar hacia delante (por eso de no accidentar a ningun otro esquiador), y antes de que vuelva a mirar para atras a comprobar que me siguen, me pasa una bola naranja por un lado, y una bola rosa por otro.

Pánico? aquello no fue pánico, aquello fue terror.

Osada de mí, me lanzo detras de ellos escuchando a lo lejos aquella voz aguda: "Mami, mami, más rápido, que voy a toda caññaaaaaa".

En ese momento me costó un pelín reponerme del susto, pero al final accedí. ¿Quereís carrera? ¡pues la vais a tener!

Tardé un poco en cogerles (hay que ver lo que corren esas bolas cuando pierdes unos segundos en recuperarte del shock), pero luego no tuve demasiada piedad. Gané la carrera, que para algo me tienen que servir mis años de práctica, y no podía permitir que me perdieran el respeto así, con una bola en la cabeza.

Ahora claro, una vez llegados a la meta, toca quitarse los esquís, el casco, los bastones, y los guantes, y echar a andar directos a la ducha.

¡Ahi llega el problema! "Mami, ¿me llevas los esquís?" "Mami, estoy cansado""Papí, no puedo con el casco"...¡Traidores!

Al final resultó una instantánea fantastica, toda la familia unida andando por la estación: los padres con dos pares de esquís cada uno en un hombro y resbalando por los lados, además de los guantes, la mochila y la botella de agua que tuvimos que comprar; los niños detrás, intentando andar con sus bastones y los nuestros, que de paso son mas altos que ellos, la botas puestas y los cascos cayendo al suelo cada cinco pasos. Un auténtico poema

Lo dicho, no recuerdo que fuera tan difícil que me llevaran los esquís

Unos días después y recuperada de todo, excepto de las agujetas, pienso: Una experiencia inolvidable, sin duda... esperando repetirla el año que viene